La belleza no está solo en el interior, pero tampoco solo en el exterior. Lo correcto, lo justo y lo sincero es el equilibrio. Es decir, que la belleza interior y exterior vayan de la mano. Igualmente en los proyectos contract, en el equipamiento y la decoración de espacios.
Cantidad de establecimientos hoteleros, espacios públicos y comerciales comenten ese error. Desde luego no es la tendencia —que marca cuidar cada mínimo detalle incluso desde antes de tener contacto con el cliente— pero sí es cierto que sigue sucediendo.
¿De qué sirve tener unas habitaciones de hotel estupendas si la experiencia del usuario al llegar al mismo, en el exterior, no es buena? Él espera una cosa (o no) y, desde fuera, no se corresponde a sus expectativas. Luego, por supuesto, la realidad del interior puede superarlas pero no es la primera sensación. Es por ese motivo por el que los hoteles o establecimientos que centran sus reformas únicamente en el interior o, al revés, en el exterior, equivocan su estrategia.
Se pueden hacer proyectos contract por fases, por supuesto, pero lo ideal es que estos se creen pensando como un todo holístico, completo y coherente. Es así como todo cobra sentido.
Fotografía: terraza exterior del Hotel Innside Génova