Las tendencias en interiorismo marcan de alguna manera los proyectos contract de cada momento. Es inevitable, normal e incluso recomendable. De alguna manera, la tendencia general se convierte en una referencia sobre la que un proyecto decide separarse más o menos. Cuanto más alineado está el proyecto con la tendencia, más común. Cuanto más desalineado, más rompedor.Hay que tener en cuenta que la tendencia es, en sus inicios, en cierta manera, transgresora con lo anterior (aunque muchas veces, en vez de suponer una ruptura, representa una evolución). Por tanto, los proyectos que tempranamente se adhieren a esta tendencia son innovadores pero, con el paso del tiempo, al igual que le ocurre a la tendencia, el proyecto deja de serlo.
Así pues, el proyecto contract de hotel, restaurante o local comercial —diseñado para perdurar en el tiempo— que se ciña totalmente a las tendencias, presenta un aspecto innovador caduco. Es decir, acabará siendo "uno más". Probablemente precioso, funcional, adecuado..., pero uno más al fin y al cabo. Los primeros proyectos vintage eran innovadores. Los de ahora, si no aportan nada nuevo, ya no lo son.
¿Cuáles son los proyectos que realmente se recuerdan, aquellos que no caducan? Pues, sinceramente, son los proyectos que rompen absolutamente (o casi) con todo. Aquellos que no se basan en tendencias sino que van por otros derroteros y, quizás, acaban marcando tendencia. Por supuesto, no es fácil. Solo algunos lo logran y, por cierto, muchos son tildados de "locura". Pero, ¡divina locura!
Una opción menos arriesgada, más terrenal para la mayoría de arquitectos e interioristas, es seguir tendencias pero introduciendo elementos transgresores, acentos que aporten carácter y personalidad al proyecto y que, por tanto, lo puedan diferenciar del resto. Se trata de lograr ese pequeño toque de distinción que permita salirse de la mayoría sin caer en la vulgaridad. ¡Todo un reto!
¿Esto significa que las tendencias no sirven para nada? ¡Por supuesto que no! Las tendencias sirven para tener una referencia, para seguirlas en algunos casos y para romperlas en otros. Sin tendencias, no hay moda. Sin tendencias, no hay transgresión.